Los puedes comer crudos o cocinados, en realidad no importa, o que sí importa -a pesar de que la inmensa mayoría de los vegetales no contienen grasa- es comer la poción indicada, que al empezar la dieta debe ser una taza.
Después, los vegetales se pueden convertir en un plato que podrás comer en cantidades ilimitadas. Si no eres aficionado a ellos, les podrás disfrazar el sabor con jugo de limón o agregándoles mantequilla sin grasa o finalmente salteándolos en la sartén con spray de imitación de grasa, eso les dará un sabor y color muy atractivos. También puedes probar poniéndolos un rato al vapor y verás cómo se les mejora el sabor a muchos de ellos.
Brécol
Guisantes o arvejas
Espárragos (puntas y tallos)
Vainas de guisantes blancos
Calabacín
Habichuelas o judías verdes
Remolacha
Zanahoria
Espinacas
Habas limas
Habichuelas tiernas (en vainas)
Maíz
Corazones de alcachofa
Tomates asados
Calabaza (tipo bellota)
Coliflor
Vegetales mixtos
Colecitas de Bruselas
Calabaza amarilla
Que la pases Muy Ameno
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